El famoso escritor estadounidense Walter Mosley, autor de novelas exitosas como “El demonio vestido de azul” (llevada al cine en 1995 con Denzel Washinton como protagonista), “Al rojo vivo” o “Un perro amarillo y Betty la Negra”, acaba de publicar un pequeño ensayo en dónde explica las claves para escribir una buena novela.
Si quieres convertirte en escritor, es importante que leas estos 15 consejos que Walter Mosley nos ofrece en su libro: “Este año escribes tu novela” (Es pop ediciones):
1.- Cualquiera puede escribir una novela. “Escribir una novela no es ni de lejos tan complicado como determinados individuos les gustaría dar a entender. Cualquier persona capaz de comunicarse verbalmente o mediante signos es, en cierto modo, un narrador”, dice Mosley.
2.- La disciplina que todo escritor necesita. “Lo primero que debes saber sobre la escritura es que se trata de una disciplina que tienes que practicar a diario; cada mañana o cada noche, aprovechando el tiempo del que dispongas. En circunstancias ideales, la franja horaria elegida debería ser la misma en la que sueles estar más concentrado”.
“No te puedes quedar sentado de brazos cruzados a la espera de que llegue la inspiración. Plasmar tus palabras sobre la página requiere tiempo. ¿Cuánto? Yo escribo tres horas todas las mañanas. Es lo primero que hago nada más levantarme. De lunes a domingo, cincuenta y dos semanas al año”.
3.- La escritura es una actividad inconsciente. “Aunque sólo hayas dedicado hora y media a escribir de manera activa tu libro, tu inconsciente se va a pasar trabajando el resto de la jornada, sembrándola de momentos en los que tu mente va a regresar una y otra vez a los resquicios explorados por tus palabras. Durante tus horas de sueño, las simas de tu inconsciente mueven montañas. Cuando te despiertes y retomes tu novela, te sorprenderá comprobar que has llegado más lejos de donde lo dejaste ayer”.
“Si dejas pasar uno o más días entre tus sesiones de escritura, tu mente se irá distanciando progresivamente de estos momentos de profundidad. Descubrirás que te cuesta más trabajo y esfuerzo alcanzar un estado mental al que habrías accedido sin demasiados problemas si hubieras continuado escribiendo a diario”.
“Algunos días se te pasará la hora sin que se te haya ocurrido nada; no te preocupes. Otros días desearás haber tenido más tiempo; tampoco pasa nada. Siempre puedes seguir mañana justo donde lo dejaste”.
4.- Escribir es una rutina diaria. “Si quieres llegar a ser escritor, tienes que imponerte una rutina diaria y reservar un lapso de tiempo (nunca menor de hora y media) para sentarte frente al ordenador o con una libreta. Sé que no es fácil. Algunos vivirán en espacios reducidos, apretujados junto a sus seres queridos. Otros tendrán empleos tan agotadores que la mitad del tiempo serán incapaces de pensar con claridad”.
“Ojalá tuviera una solución para estos inconvenientes. No la tengo. Lo único que puedo decirte es que, si quieres terminar tu novela este año, vas a tener que escribir todos los días”.
5.- Sé tú, no imites a otros. “Muchos autores y muchos profesores de escritura dedican tanto tiempo a comparar su prosa con la de los grandes clásicos que pierden la voz contemporánea de la novela que estamos creando en ese preciso momento”.
“No te vas a hacer un escritor imitando los tonos y frases, la forma o el contenido de las grandes obras del pasado. El corazón de tu novela es el tuyo propio; al margen de en qué época decidas ambientarla, se trata de un libro sobre el ahora, escrito para un público contemporáneo con la intención de expresar una historia que sólo podría haber surgido de ti”.
6.- ¿Cuál es el principal enemigo del escritor? “Escaqueos, arranques en falso y otros callejones sin salida. Muchos novelistas en ciernes dedican una cantidad exagerada de tiempo a evitar la tarea pendiente. El modo más habitual de hurtar tiempo supuestamente destinado a la escritura es cayendo en la procrastinación, la principal enemiga del escritor”.
“Oblígate a cumplir un horario aun en el caso de que te parezca que el trabajo no está dando sus frutos. Con suerte, al cabo de varios días o semanas de verte encadenado a la mesa, esa historia que exige ser contada acabará por subyugarte”.
“Durante el lapso de tiempo diario que te hayas reservado para escribir tu novela, no hagas absolutamente nada más. Apaga el teléfono, Si llaman a la puerta, no abras. Diles a tus seres queridos que no te interrumpan. Y, si no son capaces de respetar tu compromiso, vete a escribir a la biblioteca o a una cafetería. Alquila un cuarto si no te queda más remedio. Pero asegúrate de respetar el tiempo que has reservado para escribir tu novela”.
7.- ¿Qué voz narrativa elegimos? “El primer elemento con el que se encuentra un lector cuando empieza una novela es la voz que narra la historia. Esta voz narrativa nos va a acompañar desde la primera página hasta la última, y nosotros, los lectores, debemos creer en ella”.
“Es muy probable que la narración en tercera persona sea la más conveniente para desarrollar tu primera novela, esa que vas a escribir este año. Es la forma más flexible y duradera”.
8.- Una historia es algo sencillo. “Es una narración con un planteamiento, un nudo y un desenlace”.
“Una historia no tiene por qué ser elaborada, rebuscada o difícil de explicar. A menudo las tramas más elegantes son sencillas y directas: un anciano que está perdiendo la memoria debido a su edad avanzada se esfuerza por conservar sus recuerdos más preciados; chica conoce a chico, chica pierde a chico, chica se da cuenta de que acaba de quitarse un buen marrón de encima…”.
9.- Incitar al lector a seguir leyendo. “Reservándonos información especial, picamos la curiosidad de los lectores y los incitamos a seguir leyendo. Tal es la función de la trama”.
“La trama es la estructura de la revelación. Es decir: es el método y el ritmo de acuerdo a los cuales vas revelando detalles importantes de la historia de modo que el lector sepa lo justo como para seguir implicado al tiempo que desea averiguar más”.
10.- El elemento sorpresa. “Primero les proporcionas a los lectores las diversas partes que conforman el relato por separado y a continuación las sumas de modo que el resultado total sea una información o un acontecimiento perfectamente lógico y a la vez completamente sorprendente”.
11.- Las primeras palabras… “Probablemente el mayor obstáculo para el novelista novato (y para muchos veteranos consagrados) es poner por escrito el primer puñado de palabras. Empezar una novela es un momento emotivo para la mayoría de nosotros”.
“Lo único que importa es que escribas, escribas y escribas. No hace falta que sea una prosa brillante. De hecho, prácticamente todos los primeros borradores son bastante malos. Lo importante es que consignes las palabras a la página o a la pantalla. O que las registres en la grabadora, si es que ése es tu método de trabajo escogido”.
“La primera frase será tu taco de salida; echa a correr y no te tropieces con él”.
“Es lo único que debes hacer. Sentarte un rato todos los días con tu novela y ponerte a trabajar dejando de lado tu sentido crítico, las expectativas amedrentadoras y la necesidad de revisar todas y cada una de tus palabras si ya estuvieran impresas y encuadernadas”.
“El comienzo no es más que un borrador. Y los borradores son, por definición, imperfectos”.
12.- El primer borrador. “Probablemente no sea muy bueno, pero es de esperar. Sin un primer borrador, nunca existiría una novela, de modo que éste se trata, sin lugar a dudas, del logro más importante de un escritor”.
“Ahora lee tu libro desde la primera página hasta la última. Si sientes la necesidad de añadir notas, corregir fallos de ortografía, incorporar diálogos, retocar frases… por supuesto, adelante. No importa lo que hagas siempre y cuando leas la novela de cabo a rabo”.
“Este ejercicio es sumamente importante para el novelista. Es un momento para descubrir. Creerás saber lo que has escrito, pero a lo largo de todo el texto vas a encontrar frases, palabras, metáforas, nociones e incluso temas que te van a obligar a platearte si no merecía la pena desarrollar ciertos pasajes, tramas o personajes”.
“Debes poner a prueba la validez de cada frase, formulándote las siguientes preguntas: ¿Tiene sentido? ¿Plasma de manera adecuada algún rasgo del personaje? ¿genera la emoción adecuada? ¿Es excesiva? ¿Es coherente con la voz narrativa? En todas y cada una de las frases”.
13.- Diálogos. “Cada vez que uno de los personajes de tu novela habla, debería lograr lo siguiente: 1) revelarnos algo sobre sí mismo; 2) transmitir información que bien podría servir para hacer avanzar la historia y/o la trama; 3) sumar a la melodía o al ambiente del pasaje, la historia o la novela en conjunto; 4) ofrecernos una perspectiva distinta sobre los acontecimientos (especialmente si el personaje que está hablando no está conectado de manera directa con la voz narrativa; 5) añadir un factor de cercanía a la novela”.
“Una novela no es una obra de teatro. No permitas que toda la historia dependa de conversaciones. No intentes contener toda la trama en los diálogos. Al igual que ocurre con las metáforas, un uso excesivo del diálogo puede desconcertar y distanciar a tus lectores de la experiencia literaria”.
14.- Componer la partitura de tu novela. “Si tu novela carece de musicalidad, de son, la obra quedará incompleta en el mejor de los casos. Tendrás que hallar un ritmo propio para tus personajes; una cadencia única y singular en el habla de cada uno de ellos”.
“Nadie te va a explicar cómo componer la partitura de tu novela, lo que significa que vas a tener que descubrir la música por tus propios medios. Cómprate una grabadora y, cuando te hayas hartado de reescribir, lee tu novela en voz alta ante el micrófono. Cuando te escuches a ti mismo leyendo, cuando oigas tu prosa en voz alta, el sonido de tus personajes y sus ambientes se abrirá ante ti como una flor”.
15.- ¿Cuándo se termina de escribir una novela? “Nunca. Una novela jamás va a ser perfecta. Si te encuentras leyendo tu novela por vigesimoquinta vez y sigues detectando problemas, intenta solucionarlos, pero cada uno de tus intentos únicamente sirve para empeorar el resultado… sabrás que has terminado. Llegó el momento de dejarlo”.