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«Eres lo que eres biológicamente. Eso no cambia», dice un trans enfrentado al lobby LGBTI

LIBRES

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Scott Newgent nació mujer y cuando tenía 41 años decidió «cambiarse de sexo». Vive en Texas (EE UU), y tiene tres hijos adolescentes. Pero ahora ha decido alzar su voz en público para alertar a la opinión pública de la moda trans.

Su experiencia desmiente completamente las versiones edulcoradas de cierta prensa. Ha sufrido siete operaciones quirúrgicas y una docena de patologías, además de la ruptura de su relación de pareja y el alejamiento de sus hijos. Y a eso se añade el pasar por los que define como “múltiples periodos de dolor”, unido al error de creer en los dogmas del transgenerismo.

“No puedes hacer una transición de género. Eres lo que eres biológicamente. Si me muero y me entierran y dentro de cien años desentierran mis huesos, dirán: ‘Aquí había una mujer’. Eso no cambia. Lo que sí puedes hacer es que una persona parezca distinta. Lo llamaría un híbrido: puedes coger una mujer, quitar el estrógeno y poner testosterona, que genera efectos totalmente diferentes. Pienso de forma distinta, tengo una apariencia distinta… pero también es distinto a ser un hombre. He creado algo único. Y lo que no entiendo de la comunidad trans es por qué no acepta esta realidad”, dice con firmeza Scott Newgent.

«Yo no nací ‘en el cuerpo equivocado’«, explicó en otra ocasión Scott: «Nací mujer. Pero no me gustaba. Así que cambié mi apariencia, mediante cirugía plástica y hormonas, a un alto precio monetario, psicológico y físico. Pero mi sexo nunca cambió. Solo lo hizo mi apariencia”.

«No hay forma de que una transición médica pueda ayudar a nadie con disforia de género, dice Scott Newgent. La disforia de género es un problema de dentro afuera. Tienes que arreglarlo por dentro. No lo puedes arreglar por fuera… Las personas trans son personas que no están a gusto con su apariencia exterior, así que toman hormonas sintéticas para crear la ilusión de ser del sexo opuesto. Eso no constituirá nunca un interruptor biológico. Eso es una ilusión. Decirlo no es incitar al odio: es la realidad. Yo lo he vivido. He hablado con cientos de personas que lo han vivido. Es una parte muy pequeña de las personas transgénero quienes están haciendo todo el ruido. Por desgracia, las personas que no quieren hacer ruido, no dan la cara: ni lo necesitan, ni quieren”.

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