Adolf Hitler creó su propia religión para adecuarla a los principios del nacional-socialismo, y para ello publicó su particular “Biblia”, titulada ‘Los alemanes con Dios. Un libro de fe alemán’.
En el año 1941, se imprimieron y se repartieron más de 100.000 ejemplares en más de un millar de iglesias. El libro pretendía desarrollar los principios que debían guiar el espíritu germano bajo el nazismo, para adecuarla a sus intereses políticos y racistas, eliminando todas las referencias a los judíos y a su cultura.
Además, los redactores de esa particular “Biblia” se encargaron también de publicar un volumen de cantos religiosos, titulado ‘Gran Dios, nosotros te alabamos’.
Según el diario alemán ‘Bild-Zeitung’ el dictador nazi impulsó el “Instituto para el Estudio y Eliminación de la Influencia Judía en la Vida de la Iglesia Alemana”, que se encargaba de «limpiar los textos sagrados de la influencia no aria», tal como constaba en sus objetivos.
El encargado de este trabajo sería un grupo de teólogos evangélicos de la ciudad de Eisenach, según relata Jesús Hernández en ‘100 historias secretas de la Segunda Guerra Mundial’. En la llamada ‘Biblia de Hitler’ se excluyeron las palabras de origen judío como Jehová y Aleluya.
Además, se exponía un compendio de doce mandamientos, que son los siguientes:
1º. Honra a Dios y cree en él con todo el corazón.
2º. Busca la paz de Dios.
3º. Evita toda hipocresía.
4º. Sagrada es tu salud y tu vida.
5º. Sagrado es tu bienestar y tu honor.
6º. Sagrada es la verdad y la lealtad.
7º. Honra a tu padre y a tu madre, tus hijos son tu auxilio y eres su ejemplo.
8º. Mantén la sangre pura y tu honor sagrado.
9º. Mantén y multiplica la herencia de tus ancestros.
10º. Estate listo para ayudar y perdonar.
11º. Honra a tu Führer y amo.
12º. Sirva alegremente a la gente con trabajo y sacrificio.
Un solo ejemplar de la «Biblia» nazi
En la actualidad, sólo se conserva un ejemplar de ‘Los alemanes con Dios. Un libro de fe alemán’ en una iglesia de Hamburgo. En palabras a ABC, Jesús Hernández señala que «se cree que la mayor parte de ellas fueron destruidas por los fieles, que preferían la versión original del Libro Sagrado. No hay que olvidar que los cristianos constituyeron un sector de resistencia pasiva al régimen nazi y que Hitler no consiguió integrarlos en su sistema totalitario, un objetivo que quizá pretendía lograr con la publicación de esta obra. Los que optaron por conservarla, probablemente se deshicieron del comprometedor texto tras la caída del Tercer Reich”.