La región de Cachemira, con más de 700.000 efectivos desplegados, es hoy una de las zonas más militarizadas del mundo. Se encuentra en la frontera entre la China, Pakistán y la India, y cada uno de estos países controla una parte de la región. El problema está en que todos la reclaman como propia.
El conflicto se remonta al año 1947, cuando el Imperio británico dividió la joya de la Corona y concedió la independencia a dos entidades: la Unión India y el Dominio de Pakistán. Cachemira era entonces un Estado principesco gobernado por el maharajá Hari Singh, y según el Acta de Independencia de la India este podía escoger entre formar parte de una de estas nuevas naciones, aunque lo que en realidad quería era mantenerse independiente.
Algunas tribus armadas pakistaníes invadieron la zona norte de la región, y a Hari Singh no le quedó más opción que pedir el auxilio militar de la India, con la condición de adherirse después a este gigante asiático. Sin embargo, las autoridades pakistaníes no quedaron conformes y se desencadenó una sangrienta guerra entre ambos países por el territorio de la región, que quedó dividido en tres zonas de ocupación: una india, otra china y, la última, pakistaní. Esta fue la primera de tres guerras y el inicio de las tensiones fronterizas entre dos de las naciones más pobladas del mundo, y que cuentan hoy con armamento nuclear.
Uno de los principales focos de conflicto en la región es que ya en el momento de su división la población mayoritariamente musulmana del Valle de Cachemira, quiso formar parte del estado de Pakistán, a lo que los dirigentes hindúes se opusieron. Hoy en día el valle sigue formando parte de la Cachemira india, junto con las regiones de Ladakh, de población budista, y Jammu, de mayoría hindú. Mientras que India y Pakistán pelean entre sí por el control de la zona, la población cachemí se levanta por su libertad y su derecho a vivir en un estado no policial.
Una guerra con historia
En 1971, tras la guerra indo-pakistaní de la que surge Bangladesh de una escisión de Pakistán, se creó en la región de Cachemira lo que se ha denominado la Línea de Control o LoC por sus siglas en ingles, la zona desmilitarizada que divide ambos países en esta región. Una violenta tensión está latente en la zona, y aunque en el año 2003 fue acordado un alto el fuego por ambos países, la región de Cachemira ha sido escenario de múltiples atentados reivindicados por grupos terroristas islámicos, de los que India y Pakistán se acusan mutuamente de financiar y apoyar. Con el alto al fuego, Pakistán prometió dejar de financiar a los insurgentes e India les ofreció amnistía si renunciaban a su militancia.
Desde el inicio del conflicto en 1947, los momentos de violencia en la zona han sufrido idas y venidas, pero desde 2016 se vive una nueva ola de enfrentamientos. En la actualidad, ambas potencias se acusan cada semana de violar el alto el fuego y la línea de control, y de hecho, a finales del año 2020 el primer ministro de Pakistán, Imran Khan acusó a la India de haber cometido 3012 violaciones del alto el fuego en ese mismo año, a lo que el ministro de defensa de la India respondió acusando a Pakistán de haberlo violado 5133 veces.
Mientras que Pakistán apoya la autodeterminación del territorio, bajo una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que permite convocar un referéndum en Cachemira, la India se niega a dejar ir un territorio que considera geopolíticamente imprescindible. Y aunque en 2014 se entablaron entre ambos países ciertas conversaciones de paz, fueron abandonadas con los distintos atentados y enfrentamientos que han tenido lugar desde entonces. Tras setenta años de lucha en Cachemira, el conflicto no terminará hasta que estas potencias asiáticas dejen su orgullo imperialista a un lado y cedan en las conversaciones de paz.