Antonia Alba, abogado del turno de oficio en la provincia de Cádiz, cambió completamente su percepción hacia los hombres, al encontrarse a un varón acusado falsamente por violencia machista…
Ella lo explica: «Al poco tiempo de estar ejerciendo, entro en el turno de oficio y llevo temas penales, entre ellos violencia penitenciaria. Y un día me llega un tema de una persona que está denunciada por violencia de género».
«Cuando llego al cuartel me comenta el propio Guardia Civil que el hombre no es problemático, que lo conocemos del pueblo, y que la mujer es un poco extraña, y que no nos creemos lo que ella está denunciando».
«Yo, que estaba totalmente adoctrinada, pensaba que todos los hombres eran malos, pero realmente no conocía ninguno malo que todos los que me rodeaban».
«Atiendo al hombre denunciado con malos modos, y me encuentro a un hombre agazapado al final de una celda con bastante miedo, que no me hablaba ni me miraba los ojos. Tampoco contestaba mis preguntas».
«Y, yo, cada vez más enfadada al no entender su actitud, le doy un papel para que me pueda firmar, y da un salto, como protegiéndose».
«Él creía que le iba a pegar. Y, en ese momento me doy cuenta de cuál es la situación de ese pobre hombre y me harto de llorar porque me sentí mal conmigo misma al darme cuenta de que era otra realidad la que estaba viviendo, y que esa situación no la había contemplado».
«Y me comentan que realmente el maltratado era ese hombre«.
